miércoles, 27 de enero de 2016

208.- Olivos, aceitunas y aceite.

En Villanueva del Rosario, mires adonde mires, el paisaje que predomina son hileras e hileras de olivos que cubren los llanos, suben hasta los cerros y se asientan en las veras de los ríos. Apenas quedan hazas en las que se sigan sembrando los cultivos tradicionales: el trigo, la cebada, la matalahúga, los garbanzos o las habas; la agricultura de nuestro pueblo es un caso flagrante de monocultivo.

Antiguamente los trabajos que requería el olivar eran duros en extremo: la siembra del olivo había que hacerla a mano, cavando un hoyo de un metro a fuerza de piocha y azada; la arada se hacía con mulos que tiraban de un arado de palo; las aceitunas se recogían a mano o a fuerza de darle palos a las ramas; la molienda de las aceitunas se hacía de manera artesanal en las almazaras movidas por la fuerza del agua; la poda de los olivos era con hachas y serruchos... Aunque costaba mucho sudor, el aceite que se obtenía era excelente y los campos no estaban envenenados por los herbicidas y plaguicidas.

Hasta mediados del siglo pasado, en Villanueva del Rosario y su entorno funcionaron media docena de molinos de aceite en los que apenas se molturaba cada cosecha un millón de kilos de aceituna.

Apenas se guardan testimonios gráficos de gente faenando en el cultivo del olivo, de la recogida de la aceituna o de la extracción del aceite; las que tengo aquí os las muestro.


Un hombre arando los olivos con una yunta de mulos.

Tres aceituneros con las bestias y los achacales del campo.
El de la izquierda creo que es el padre de Hilario.

Cristóbal Correo en sus olivos cerca de la sierra.

El de la izquierda soy yo mirando cómo Antonio el Carbonero descarga un tractorado de aceitunas.

Elvira la del Cele y su padre con una carga de aceitunas.

Mujeres cogiendo las soleras de un olivo.

Trabajadores del molino de aceite de la orujera.
Se ven Marquitos, Bautista, Benede...

Un hombre intenta levantar al mulo que se ha caído con la carga encima.


Trabajadores de la almazara. El de la derecha es el fotógrafo Alberto el del médico.
Los de mono son Cele, Antonio Veneno, Diego Elías...

En la almazara de Muriel.
Loli Cebollas, su cuñado, el Trabuqueño, el Rabioso...

Cargando la prensa con los capachos y la masa de aceitunas molidas.

Trabajadores y familiares alrededor del tractor de Manolito Muriel.

Etiqueta del aceite Hondoneros que se producía y embotellaba en la almazara de V. del Rosario

Antonio Trujillo se ha empeñado en crear un aceite de oliva digno de la tradición olivarera y aceitera de nuestro pueblo. Y yo, que lo he probado, doy fe de que es algo excelente, un aceite digno de los mejores premios que de seguro llegarán. Somos un pueblo creativo, pero muchas veces lo disimulamos la mar de bien. Todo es cuestión de empeño y de fe y de trabajo.

He aquí algunas etiquetas de este aceite de Trujillo procedente de sus cuidados olivares.





lunes, 18 de enero de 2016

207.- La Virgen de Fátima

En la Historia de Villanueva del Rosario se lee lo siguiente:

"Por el año 1949 es visitado el pueblo, en su recorrido nacional, por la imagen peregrina de la Virgen de Fátima durante los días 15 y 16 de noviembre de dicho año, constituyendo el recibimiento de la Sagrada Imagen la manifestación más importante que hayan registrado los anales del pueblo".

Todo el pueblo, movido por el fervor de los milagros que según contaban hacía aquella Virgen portuguesa, acudió a recibir la imagen que nos visitaba. En aquel noviembre del 49 yo tenía cinco años. A mí y a todos los niños del pueblo nos habían dado un palo con una banderita para recibir como se merecía a tan excelsa visitante. Alineados a un lado y otro de la carretera, algo poco más allá de la última morera, esperamos durante horas aquella imagen que no llegaba. Un relente otoñal bajaba de la sierra y teníamos las manos amoratadas de frío. El cura, don Timoteo, junto con un coro de mujeres, amenizaba la espera rezando a voces el rosario o entonando cantos religiosos que no conseguían quitarnos el frío de aquella tarde casi invernal. Por fin llegó la imagen y todo fueron otra vez rezos y cantos hasta llegar a la iglesia.

En octubre del año siguiente el pueblo adquirió una imagen de la Virgen de Fátima, que salió en procesión por las calles del pueblo y fue colocada después en su altar de la iglesia.

Estas dos fotografías del año 1950 son los únicos testimonios gráficos que he podido encontrar de la primera procesión que se hizo en el pueblo con la recién adquirida imagen de la Virgen de Fátima.





La Virgen de Fátima en el pedestal que la sustenta en la iglesia parroquial.


La religión y sus manifestaciones fueron el centro de la vida social de los españoles hasta no hace mucho tiempo. Buena parte de la vida de un individuo, si no quería ser tachado de hereje o de rojo, giraba en torno a la iglesia desde que nacía hasta la muerte: bautismo, comunión, boda, entierro, misas, procesiones, rosarios, novenas, peregrinaciones... No es pues de extrañar que cuando corrió la voz de que el 13 de mayo del año 1917, cerca del pueblo portugués de Fátima, la Virgen en persona se les había aparecido a tres pastores (Lucía, Jacinta y Francisco) y que habían sucedido acontecimientos maravillosos y milagros inexplicables, en la católica España se implantó rápidamente la devoción por aquella blanca imagen de la Virgen que llevaba un rosario colgado de las manos.

El 13 de mayo se propuso como fiesta religiosa y todo el mes de las flores fue consagrado a la Virgen con cantos, procesiones y ofrendas florales.

Así cantábamos en la galería de arriba de la escuela cada tarde del mes de mayo, cuando los maestros y maestras nos llevaban a rezar ante un altar cuajado de clavellinas, amapolas y otras flores silvestres que nosotros habíamos cogido de entre los trigales.

Venid y vamos todos
con flores a porfía
con flores a María
que madre nuestra es.

El trece de mayo
la Virgen María
bajó de los cielos
a Cova de Iría.
Ave, ave
ave María.

domingo, 10 de enero de 2016

206.- Fiesta fin de curso 2

Para terminar con las imágenes que me ha dejado Pepe Repiso en las que se recuerdan los actos de final de curso en el Colegio Velasco y Merino durante diferentes años, hoy os propongo estas diez fotografías.

Los nombres de los que salen en ellas los ponéis vosotros.

1

2

3. La del centro con jersey azul y blanco es mi hija Raquel.

4

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6

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12

lunes, 4 de enero de 2016

205.- La familia Paíles

Las fotos de la familia, que todavía se guardan en aquellas viejas latas de carne membrillo, constituyen un pequeño tesoro que, si se salva de blanqueos y mudanzas, pasados los años puede dar testimonio de las caras y ropajes de teníamos cuando éramos niños.

El otro día, Frasquita, la mujer de Paco, me trajo estas fotos de la familia de su marido, la familia Paíles, que aquí os enseño.

Los Padres: Manuel Berenjeno y Frasquita Margallo. Los hijos de izquierda a derecha:
Juan, Paco, José Manuel, Rosario y Rocío. 

Sentados en un marmolillo de la carretera: Frasquita, Juan, Rocío, José Manuel y Paco

Mirando atentamente a la cámara están José Manuel, Paco, un Lara y un Guitarra.

Lola Paíles le pone la cinta ganadora a un Tejero cuyo nombre no recuerdo.
Alrededor están Eulalia, Leonarda...


Vecinos y vecinas del pueblo atentos a lo que parece una competición deportiva con el sol casi de frente.

Los hombres de la familia Paíles, con sombrero de paja, trillando el trigo
en la era que tienen en La Maera, en mitad de la sierra.

Josefa, la mujer de Paco Paíles, un día en el campo junto con sus hermanos.

En el jardín de la Linde un día de La Virgen con los cacharritos al fondo.
Seis son de Paíles y dos son de Palotes.

Frasquita y cuatro de sus hijos.