domingo, 25 de mayo de 2014

110. Vocabulario 12



Con este vocabulario 12 terminamos la letra ch. Todavía estoy esperando vuestros comentarios.

chipilango. Chico, pequeño, canijo.
chiquichanga. Chiquichanca: muchos niños.
¡chiquillo! Exclamación con diversos valores expresivos. “¡Chiquillo! Pero ¿qué has hecho?”
chiquititillo. Muy pequeño.
chiripa. En la expresión por chiripa, por poco. “Se te ha escapado por chiripa; si llegas un poco antes, lo coges.”
chispa. Instante breve. “No te vayas, que vuelvo en una chispa.” Poco de algo. “No come nada, Hoy ha almorzado una chispa de sopa.”
chispititilla. Instante brevísimo. Poquísimo de algo.
chocante. Se dice de la persona repelente, desagradable. “No es mala persona pero a veces resulta chocante.”
chocholoco. Mujer inquieta, de poco seso.
chochomanío. Mujer antipática, tristona, poco atractiva.
chochona. Mujer tranquila en exceso, con pachorra.
chochotriste. Mujer fría. Chochomanío.
chomino. Órgano genital de la mujer.
chonío. Marchito, ajado, estropeado. “Esa, con lo vieja que es, lo tiene que tener chonío.”
chorla. Cabeza.
chorlito. En la expresión quedarse como un chorlito, dormirse, morirse.
chorra. Suerte. “¡La chorra que tiene el tío! Se ha estudiado un solo tema y va y le sale.”
chorrá. Gran cantidad de algo. “Ese tiene ya una chorrá de hijos.”
chorreón. Pequeña porción de líquido. “A mi café le echas un chorreoncillo de leche.”
chosca. Candela grande. “Para quitarle la frialdad a la casa lo mejor es encender una buena chosca.”
chozao. Sombrajo, choza.
chufla. Tortazo, guantada.
chuleta. Chulo, presumido, presuntuoso. “Tu novio tendrá todos los dineros que tenga pero es un chuleta.”
chuminá. Cosa de poca importancia, tontería. “Después de tres años de novios, ahora van y se pelean por una chuminá.”
chungaleto. Mal hecho, chungo. Sin valor.
chungo. Malo, de poca calidad. “El negocio que ha montado es un poco chungo; no tiene de nada.”
chupacharcos. Desatascador. Ventosa con un mango que sirve para desatascar fregaderos.
chuparpón. Aprovechado. Individuo que nunca paga pero sí que quiere que lo inviten.
chuperretear. Chupar algo con fruición. “No chuperretees más la cuchara.”
churra. Pene.
churriera. Fila, hilera. “Vamos, niños, poneos en churriera que os voy a contar.”
chusquearse. Burlarse.
chusqueo. Burla, sorna. Guasa. “Es un guasón; siempre está de chusqueo.”



Chupacharcos







miércoles, 21 de mayo de 2014

109.- Reinas y damas

Acudo de nuevo al copioso y desordenado cajón (desastre) donde Pepe Repiso guarda las fotos repetidas, o que no pudo vender en su momento, y me encuentro con un repertorio de imágenes en las que aparecen elecciones de reinas y de damas, coronaciones, imposiciones de bandas nacionales o andaluzas, entrega de ramos de flores, alcaldes besando a las reinas, concejales bailando con las damas, pasacalles del trío reinante seguido de la banda de música, reinas y damas que van a los toros acompañando a los diestros, reinas y damas y familiares presidiendo las corridas entre un revuelo de mantillas, peinetas y flores. Todo un jolgorio que se ha repetido cada Día de la Virgen desde 1957. Jolgorio duplicado cuando en agosto de 1973 comenzaron las Fiestas del Emigrante.

No escribo más y os ahorro así el trabajo de leer; me limito a enseñaros las fotos y os dejo libertad total para que las cometéis vosotros mismos. Eso sí: los retratos hay que verlos en grupo; es mucho más divertido.


































domingo, 18 de mayo de 2014

108.- La ola

Uno de los alicientes del día de la Virgen, las fiestas patronales de octubre, eran las atracciones de feria a las que todo el mundo las llamaba 'los cacharritos'. Durante muchos años, aquellos pocos cacharros (el columpio, la serena, las barquillas) se instalaban en la plaza de la iglesia. Cuando el pueblo se extendió hacia el oeste, hacia La Linde, el espacio del real de la feria se hizo mayor y así fue como llegaron primero la volaora y luego la ola.

En estos tiempos en los que se tiene todo, no se valora nada; pero en aquellos años, los de las posguerra y principios de los cincuenta, en los que nadie tenía nada, todo se valoraba. Eso fue lo que sucedió cuando el día de la Virgen del año 1955 llegó a La Linde una atracción nueva: la ola. Fue una revolución y todos mirábamos embobados cómo giraba aquel enorme artilugio. Era una atracción circular, como la serena, pero los asientos subían y bajaban, como una ola, a una velocidad que parecía de vértigo con un ruido infernal pues la plataforma estaba hecha de tablas. Para dar mayor emoción y peligro a la cosa, había unos asientos circulares o biombos que, al tiempo que se desplazaban, podían girar con la consiguiente emoción para los que allí iban. No era atracción para niños; era a los mocitos y mocitas, novios o no, a los que más les gustaba el trajín y el meneo y los achuchones y lo que encartara, durante el tiempo que la cosa giraba, subía y bajaba.

Mientras que para que se movieran los otros cacharros de la feria hacía falta que alguien los empujase, la ola se movía con un motor eléctrico. Si uno estaba en su casa, sabía cuándo arrancaba la atracción porque las bombillas casi se apagaban por el tirón de aquel potente motor que se llevaba él solo la mitad de la electricidad del pueblo.

La serena, como su nombre indica, se movía de manera pausada, tranquila, serena. Al principio solo tenía caballos de cartón fijos con una barra de hierro en los que se montaban chicos y grandes. Luego las serenas vinieron con cochecitos, coches de caballos, motos, aviones... y se llamaron baby.

Como se ve en las fotografías que os muestro, la ola y la serena fueron buenos escenarios para que grandes y chicos se hicieran la foto de recuerdo.

Trece mocitas vestidas de mantilla y peineta, bajo el rótulo de FIESTAS 1955, miran a la cámara que inmortaliza el momento. Detrás, bajo un toldo circular, está instalada la ola, aquella atracción tan novedosa.

Pepita, Mercedes y Mari



Sentados en la ola y atentos a la cámara están Hipólito, Cristina, Mari, Juan y Rosario.

Vestidos como para una boda y sentados en el coche de la serena vemos a Martín, Jaime, Jorge y Baltasar.

Anita, Juan José, Anita, Gregorio

Foto del caballito en la serena.

Ellas detrás, ellos delante.

Anita Cano e Isabelita de la 'Fabriquilla' en la serena.

Pepe Herrero y Herminia en la ola.

Maribel Soriano y Carlos María Vallejo.

Esperando el arranque de la ola.

El tricornio de un guardia civil asoma entre los que miran la ola.

Lara, Juan de la Fabriquilla, Miguel Nutrio, Paco el Rubio., 

Gustavo, Jaime y Jorge.

sábado, 10 de mayo de 2014

107.- Nicolás Morales

Ponerle el nombre de una persona a una calle, una plaza o una avenida es una de las maneras que tienen los pueblos nobles de mostrar su agradecimiento a quien se ha destacado en el servicio a la comunidad. Pero pasa el tiempo, la placa sigue donde la pusieron y llega un momento en el que las nuevas generaciones, si no se lo recordamos, no sabrán quién fue el de la placa ni por qué se la dedicaron.

(Me contaba Antonio Jiménez 'Veneno', en la pared de cuya casa está situada la placa de la que hablamos, que un día llegó un empleado del ayuntamiento para arrancar el rótulo de la calle y sustituirlo por uno de esos de cerámica que tan mal resultado están dando. Antonio se negó rotundamente al cambio y consiguió que permaneciera en su sitio esta placa de chapa cubierta de cerámica azul vidriada con letras blancas, gemela a la que había en la calle Inés Molina y que lamentablemente fue sustituida.)

Nicolás Morales Muñoz fue secretario del ayuntamiento de Villanueva del Rosario desde el 2 de enero de 1926 hasta el 31 de enero de 1936. A la llegada del nuevo secretario, cesó en el puesto que interinamente estaba ejerciendo Miguel Mérida Cebrián. La marcha de Nicolás Morales en 1936 se produjo mediante una permuta con el secretario de Benagalbón, Aurelio Marcos y Bartual, aunque éste nunca llegó a tomar posesión, ejerciendo desde entonces el cargo de secretario José Nateras, de quien hablaremos en otra entrada de la SAUCIPEDIA.

Durante diez difíciles años, Nicolás Morales cumplió fielmente con su promesa de "comportarse con fidelidad, lealtad y honradez en el cumplimiento de todas sus funciones". Cuando llegó el nuevo secretario, el año 1926, la corporación municipal estaba formada por Diego A. Carneros Gutiérrez, alcalde, y los concejales Diego Navas Navas, Manuel Vallejo Franco, José Nateras Navas, Juan Serrán Carneros, Manuel Díaz Díaz, Juan Rico Luque y Cristóbal Palma Cebrián. Cuando se produjo el cese de Nicolás Morales, en enero del 36, las cosas ya andaban muy revueltas y el ayuntamiento estaba regido por una Comisión Gestora formada por tres personas: Juan Ruiz Botello como alcalde, Manuel Vegas Godoy y Sebastián Moreno Ruiz como concejales.

Según consta en los pocos documentos que aún se conservan en el archivo municipal y según contaban algunas personas que lo conocieron, Nicolás Morales, que tenía amistades en Madrid, consiguió para el pueblo infraestructuras básicas que lo sacaron del atraso y el aislamiento en que hasta entonces había vivido. Durante aquellos años se construyó la carretera que nos acercó a la capital y a los pueblos de nuestro entorno; se edificó el grupo escolar, un edificio único y que ahí permanece inmutable; se hizo la primera acometida de agua potable desde el Bajo de Durán, se construyó el depósito y se instalaron varias fuentes en el casco urbano.
Por cierto que hace poco se ha reformado ese primer depósito, que está junto al cementerio, y en la reforma no han tenido el cuidado de conservar la placa que presidía la puerta de entrada en la que constaba la fecha de su construcción: 1934. Así se pierden las cosas.

El afán por las obras públicas de la dictadura de Primo de Rivera y el espíritu renovador de la República fueron aprovechadas por el secretario Nicolás Morales Muñoz para conseguir que Villanueva del Rosario estuviera dotado de unos servicios mínimas esenciales. Habrían de de pasar más de veinte durísimos años, con una guerra y una peor posguerra, para que el pueblo gozara de otra etapa de revolución en los servicios, coincidiendo con la alcaldía de Juan Molina.

Esta es la única fotografía que nos ha llegado de Nicolás Morales. Fue tomada en 1929 y se le ve sentado, trabajando en su despacho en el ayuntamiento junto a José Nateras.




Algunas imágenes de la calle del Secretario Nicolás Morales.








martes, 6 de mayo de 2014

106.- Niños de dos en dos

Las fotos de niños son un encanto. Como muestra del interés de MURRE por la infancia, aquí os propongo series de niños y niñas siempre de dos en dos. Han pasado muchos años y las caras han cambiado en proporción. Solo pongo el nombre; vosotros ponéis los apodos.

Mónica y Eva, amigas, en el cortijo Las Cocinas

Raquel y Manuel Jesús, primos, en la plaza de la iglesia

Clara de María Mateo y Mónica de la Pepa del Cele, de gitanas en la plaza de Abajo.



Celia y Francisco, primos.

Encarna y Antonio, hermanos, en el jardín de La Linde

José Antonio y Mari, hermanos, en la puerta de su casa.

Candelaria y Juanita, hermanas, con sendas muñecas.

Lola y José Antonio, hermanos, en el patio y con un perro.

Eloísa y Rafalita, hermanas, en una foto de feria.

Pepe y Félix, hermanos. Como debe ser, el mayor protege al menor echándole el brazo por el hombro.

Eulalia y Paco, hermanos, con fondo de colcha.

Juan y Pedro, hermanos, en una foto de caballito.

Juan José y Pepa, hermanos, cogidos de la mano con fondo de otra colcha.

Pepa y Luis Miguel, amigos, en el jardín de su casa allá en el Cruce de Carreteras.

Pepa y Mari, amigas, paseando por la carretera.

Rosarito Godoy y una niña con lazo en foto sobre sillas.
Juan y Antonio, hermanos, en la puerta de su casa.
Manolo y Juan, amigos, en la puerta de la que ahora es mi casa dando por saco a los dos viejos que allí vivían.
Ahora somos nosotros los que tenemos que sufrir los pelotazos de los presuntos Messis y Ronaldos.
La historia se repite, gracias a Dios.
José Antonio y Eloísa María, hermanos, sentados en el escalón de su casa.