lunes, 28 de enero de 2013

26. Del bracete

En el diccionario de María Moliner se dice a propósito de la expresión de bracete: “Se aplica a la manera de ir dos personas con el brazo de una enlazado con el de la otra”. Cuando se dice ‘dos personas’ no se excluye que puedan ir muchas más andando o paseando de esta manera, como veremos en las fotografías que a continuación aparecerán. Lo que sí se excluye, al menos en nuestra cultura, que esas personas que van del bracete puedan ser hombres, por muy personas que sean. Ir, andar o pasear del bracete, al menos en nuestro pueblo, es propio y exclusivo de las mujeres. Pero todo se andará.En los países árabes no es raro ver a dos hombres pasear por las calles -como yo los he visto en Rabat o en Casablanca- cogidos, si no del bracete, sí de la mano como si tal cosa.
El caso es que en Villanueva del Rosario, nuestro pueblo, no solo se está perdiendo la costumbre de pasear del bracete, es que se está perdiendo el mismo hecho de pasear tal como se entendía este acto hace cincuenta o sesenta años. Ahora la gente pasea –mejor dicho, camina- con la sana costumbre de mover el cuerpo para perder quilos. Pero esa es otra historia.

EL PASEO

¿Quiénes paseaban?
El paseo era cosa de gente joven: mocitas y mocitos, solteros y solteras, pretendientes y pretendidas, y las parejas de novios.

¿Para qué el paseo?
Las mujeres (mocitas), se paseaban del bracete para ver y para ser vistas, y es que en estas idas y venidas se tenía la oportunidad de lucir las excelencias físicas, a la par que se podían mostrar, especialmente el día de la Virgen, los modelos exclusivos confeccionados por las modistas locales.
Los hombres (mocitos), se paseaban para tener la oportunidad de ‘arrimarse’ a la que intentaban pretender y, si se dejaba, ‘decírselo’. Como todo se sabía de inmediato, al día siguiente en las comidillas del pueblo se comentará: “Fulanito se ha arrimado a Fulanita y se lo ha dicho, y ella no le dicho que no”, lo que traducido al lenguaje actual es que un pretendiente le ha declarado sus intenciones amorosas a una pretendida,  y ella le ha dicho que sí, que puede arrimársele cuando quiera, o sea, que ya son novios.
Consecuencia inevitable de estos paseos y arrimamientos eran las parejas de novios quienes, aparte de poder hablar en la puerta de la casa de ella cada tarde, tendrán ahora la posibilidad de pasear solos y lejos de la vigilancia de los padres; eso sí, sin cogerse de la mano y mucho menos del bracete, porque para llegar a estas promiscuidades primero había que echarse las bendiciones.

¿Cuándo se paseaba?
El paseo no era cosa que se pudiera practicar todos los días; estaba reservado para la tarde del sábado, medio día, tarde y noche del domingo, amén de los festivos en los que el horario y los recorridos se hacían más largos y tolerantes.

¿Por dónde se paseaba?
De la misma manera que existía un horario predeterminado para dar el paseo, también los espacios y recorridos estaban regulados y debían ser respetados por todos. Las mocitas (los mocitos estaban excentos de esta regla) y parejas infractoras de horarios y de espacios indicados para el paseo, se exponían a ser criticadas por el vecindario, de tal manera que si un padre veía a su hija paseando a deshora o por sitios no autorizados y solitarios, la regañina y el castigo eran seguros.
A medio día y por la tarde de los días anteriormente indicados (sábados, domingos y festivos) y si el tiempo lo permitía, el recorrido del paseo iba desde La Linde hasta el cruce; por la carretera, los paseantes llegaban como mucho hasta la última morera, y en dirección al Trabuco hasta el tercer poste de la luz, casi enfrente del Cerrillo Vílchez; más allá de uno y otro punto, era territorio vedado.
La tarde noche de los sábados, y en especial la del domingo, el paseo por excelencia era a lo largo de los adoquines, desde la casa de la Cebollas, donde empezaba el adoquinado, hasta la puerta del bar de la Fonda y de Antonio el Correo. La calle de arriba, la de la Auxiliadora, y la calle de abajo, la de Tedoro, ni pisarlas, pues además de que había charcos, eran una tentación para las parejas porque estaban poco iluminadas.
Los mayores recuerdan que, antes de que adoquinaran la calle principal, la gente paseaba desde la ‘puerta de hierro’, situada en lo que ahora es la casa de Muriel, hasta los cuatro cantillos o cuatro esquinas, que son las que forman la bocacalle que baja hacia la plaza de abajo y la que sube hasta la plaza de la iglesia

¿Cómo se paseaba?
Las mujeres, como hemos dicho, del bracete; siempre en grupo, unas evitando y otras procurando caer en las puntas de la ‘ristra’ porque era por allí por donde los presuntos pretendientes tenían opción de acercarse y hablar con la pretendida.
Las mujeres, siempre con falda, y si hacía frío, con rebeca; los pelos arreglados en casa o de peluquería desde que Marcos abrió su establecimiento. Por los años cincuenta, el peinado de permanente, que estaba muy extendido entre las mujeres de la pre y posguerra, dejó de llevarse.
De mujeres con pantalones, ni hablar. Las primeras féminas que vimos con la indumentaria masculina fueron un grupo de malagueñas que vinieron al pueblo para no sé qué, y los niños estuvieron detrás de ellas cuqueándolas hasta que se fueron.
Las mujeres nunca entraban a los bares, salvo el día de la Virgen y siempre acompañando al marido; ese día señalado tomaban un café o algún vino ligaíllo y poco más; hasta el año siguiente. Las primeras mocitas que entraron en los bares a principios de los sesenta, fueron las más modernas y, por su puesto, las más criticadas. Apenas si se atrevían a beberse el tubo de cerveza de las que servía Antonio el Correo. Lo que les gustaba de verdad era la tapa.
Al poco tiempo llegó la minifalda, triunfó y a partir de ahí la cosa ya no tuvo arreglo.

Hablando de faldas, no quedan muy lejos los tiempos en los que los hombres se apostaban cerca de las esquinas, donde el viento solano hacía remolinos, por ver si había suerte y el aire les levantaba la falda a las que se atrevían a salir a la calle cuando hacía viento.
Mi abuela tenía un vestido de cuando ella era joven, que, además de llegarle hasta los tobillos, llevaba un dobladillo cargado con trozos de plomo; era la forma drástica de evitar que se le levantaran el vestido, el refajo y las enaguas, y que alguien le pudiera ver la pantorrilla.

En cuanto a las fotos de esta entrega, y para no hacerlo yo todo, a algunas personas les pongo su nombre; el resto lo dejamos en blanco hasta que me lo aclaréis, queridos seguidores de este MURRE.


Isabel de la Nava y Araceli Perota de paseo por Los Adoquines.
 
Herminia Tedora y Carmen la Herrera un día de solano

Sergio del Herrador comiéndose un chupachú

Rosario Jiménez (mujer de Juanillo Leonato) y Candelaria de Cristóbal el Sordo


Consuelo de Miguelillo y Rocío de Manuel Rodríguez
Detrás, Sebastián el practicante y su mujer.

María Josefa de Marquitos, 






Uno de los paseos obligados era después de la misa de doce.
Aquí está Rafaela del cortijo del Río, junto a unas amigas todas ellas con el velo y el misal.

María Vallejo, Irene Nateras, Rosarito y su sobrina Encarnita






Trini, Elvira, Rosarito, Magdalena y María

De izquierda a derecha: Paco de Marquitos, Angelina, Esperanza, Juanita, Isabelita... María y Elías

viernes, 18 de enero de 2013

25.- Virgen del Rosario


Imagen de la Virgen del Rosario adquirida en 1938

El día 7 de febrero del año 1938 llegó a la iglesia la actual imagen de la Virgen del Rosario. La primitiva imagen de la patrona, junto con las de los otros santos, el retablo, los ornamentos, el órgano y los libros que había en el templo fueron destruidos durante los primeros meses de la guerra civil. Se salvó de la quema la imagen del Nazareno con la cruz a cuestas, gracias a la intervención de alguna persona que lo ocultó en su casa.

La nave central y el altar mayor de la iglesia hacia 1930 vistos desde el coro.
(Foto de don José Nateras)


Desde que tuvo lugar la proclamación de la Segunda República el 14 de abril de 1931, los feligreses que frecuentaban la iglesia y el párroco de entonces, don Francisco Mateo Checa, eran objeto de burlas y ataques verbales por parte de algunos exaltados. En el libro de José Nateras y Diego Navas se habla así, desde su perspectiva, de lo sucedido en el pueblo durante este triste periodo de nuestra historia:

Después de las elecciones (municipales) del 16 de febrero de 1936 los partidos marxistas perseguían a la Iglesia, con amenazas e injurias. Procuraban que los niños no fuesen bautizados y los entierros se efectuasen sin la parroquia, consiguiéndolo en muchos casos.
El 18 de julio de 1936, conocido el fracaso del Movimiento Nacional en Málaga y su provincia, los elementos de la extrema izquierda se apoderaron de la situación en la localidad (…)
La iglesia fue saqueada e incautada y tras la quema y destrozo de las imágenes fue elegida como lugar para instalar el centro cultural de la casa del pueblo (…)
El 7 de febrero de 1937, luego de siete meses de periodo revolucionario anárquico, fue ocupado el pueblo por las Fuerzas Nacionales (…).

Una de las consecuencias del odio y la intolerancia que se adueñaron de la gente durante aquellos meses fue la muerte del párroco, Francisco Mateo Checa. Pertenecía a una familia que vivía en un cortijo cerca del Trabuco y eran conocidos como los del Prevenío.
Nos contaban Paco Tedoro, Antonio el Pastelero y Paco Gregorito, quienes por los años 30 eran unos críos, que este cura se llevaba bien con ellos pues les proyectaba películas, jugaban a la pelota e incluso les daba paseos en un coche que tenía. No obstante, este buen hombre dio muestras tener carácter duro y de no arredrarse ante los ataques de que era objeto. Un día en que el monaguillo estaba tocando la campana para algún acto en la iglesia, un grupo de hombres que hacía la plaza para ver si les salía trabajo, increparon al pobre monaguillo para que dejara de dar toques. Los escuchó el párroco y, harto de que se metieran con él, con el monaguillo y con las mujeres que acudían a la iglesia, cogió la cuerda y estuvo dando campanazos hasta que los hombres se fueron de la plaza. A la mañana siguiente su coche amaneció quemado.
Cuando las cosas se pusieron feas, don Francisco Mateo Checa huyó del pueblo y se refugió en el cortijo de su familia, se vistió de pastor pero sus precauciones no le sirvieron de nada; fueron a por él y lo mataron.
Hace unos meses el obispado de Málaga envió un investigador al pueblo para preguntar, entre las pocas personas vivas que habían conocido a este cura, qué recordaban del carácter, la actitud y el comportamiento de este hombre. Al haber muerto como un mártir por la fe, quizás cabría la posibilidad de iniciar un proceso de beatificación. A ver en lo que quedan las cosas.
Ciñéndonos a lo relativo a la reparación de los daños ocasionados en la iglesia, y dejando para otro momento la narración de los terribles acontecimientos que vistieron de luto a muchas familias de uno y otro lado, diremos que por cuestación popular fue adquirida una nueva imagen de la Virgen del Rosario. El encargo se le encomendó al escultor malagueño Francisco Palma García quien la terminó en enero de 1938, siendo instalada en un altar mayor provisional el día 7 de febrero, coincidiendo con el primer aniversario de la ‘liberación’ del pueblo tras la entrada de las tropas rebeldes ese mismo día del año 1937.

7 de octubre de 1938
Procesión de la Virgen del Rosario. La actitud política de algunos acompañantes
la manifiestan con el saludo fascista.

La procesión va rodeada de militares y paisanos armados con fusiles.

También por suscripción popular fue adquirido de la iglesia de Santo Domingo de Archidona, e inaugurado el día 7 de octubre de 1946, el retablo del siglo XVII que adornó el altar mayor de nuestra iglesia durante apenas 15 años pues, como todos sabemos y lamentamos, a principios de los sesenta la iglesia fue demolida y el retablo mal vendido. De este desastre hablaremos en otro momento.


El altar mayor, la imagen de la Virgen y el retablo hacia 1950

La imagen de la Virgen de los Dolores fue adquirida en Granada el día 29 de mayo de 1948.
En el vecino pueblo de Villanueva del Trabuco también se habían producido destrozos en el templo parroquial y las imágenes habían corrido la misma suerte que en el nuestro. Como se acercaba el mes de septiembre de 1937 y en la iglesia del Trabuco no había ninguna imagen para el día de la festividad de su patrona, que es la Virgen de los Dolores, los trabuqueños pidieron a nuestro pueblo que les prestásemos la recién adquirida imagen de la Virgen del Rosario para sacarla en procesión. Cuenta Pepe Vallejo que la gente estuvo de acuerdo, montaron a la Virgen en el trono y, a hombros de un grupo de jóvenes, entre los que iba él mismo, la llevaron en procesión hasta la mitad del camino, cerca del cortijo del Río, donde esperaba la gente del Trabuco. Se les entregó la Virgen, salió en procesión y, una vez acabados los actos religiosos, la imagen en su trono hizo el camino de vuelta hasta el lugar donde la esperaban los fieles saucedeños para traerla de vuelta hasta su iglesia.

Una vez terminada la guerra, y dueños de la situación política los partidarios de la derecha, la iglesia hizo ostentación de su influencia con continuos actos de culto a los que era obligatorio asistir. Para 'convertir' a los no practicantes, el año 1948 se celebraron unas misiones a las que tuvieron que acudir todos los hombres y mujeres del pueblo.


En la imagen, don Timoteo Polo García, el párroco, junto a un misionero
y varias mujeres adornando una cruz durante la campaña de difusión religiosa.

10 de noviembre del año 1948
Jóvenes del pueblo llevan en procesión la cruz para cerrar las misiones
dirigidas por los padres redentoristas, en un acto de exaltación religiosa propio de la época.

20 de noviembre de 1953
Misa en honor de los 'caídos' por la patria a la que asisten las autoridades
locales y un nutrido grupo de jóvenes falangistas.

sábado, 12 de enero de 2013

24.- Excursión al zoo de Fuengirola

El año 1976 los maestros del colegio, cuyo director era Higinio Repiso, organizamos una excursión al zoológico de Fuengirola y con mi máquina Minolta tomé algunas fotografías. En cursos anteriores habíamos llevado a los alumnos a Granada y a Córdoba, pero desgraciadamente no me llevé la cámara y no tenemos ningún documento gráfico de estos dos viajes tan interesantes pues en aquellos tirmpos la mayoría de los chicos y chicas no conocía estas ciudades.

En este viaje a Fuengirola visitamos el zoo, pasamos un tiempo en un parque infantil y nos fuimos a comer al paraje de Los Manantiales, que está al norte de Torremolinos. La excursión fue un éxito pues no hay más que ver la cara de los chicos que, al cabo de casi cincuenta años, se reconocerán en estas fotos. Yo no salgo porque era el de la cámara.

Los chicos y chicas sonriendo a la cámara.

Higinio Repiso charlando con un camello.

Diego Repiso junto a unos bueyes salvajes.

En el parque infantil.

Disfrutando de atracciones que en el pueblo no había.

Eloisa, mi mujer, y mi hija Raquel también vinieron.

¿Quién es quién?

Junto a una cueva que hay en Los Manantiales de Torremolinos.

 

Los maestros y maestras con alguna madre, comiendo en el pinar.

domingo, 6 de enero de 2013

23.- Casa cuartel de la guardia civil


Hasta mediados del siglo pasado, el cuartel y las viviendas de los guardias civiles ocupaban la parte derecha de la ‘Casa Grande’, donde también estaba el ayuntamiento y la cárcel. Cuando yo era chico también vivían allí con sus familias los guardias municipales Peláez y Pepe Herrero.
Este hermoso y amplio edificio fue mandado construir por Juan Carneros Rico, apodado ‘El Sabio’, y se terminó hacia 1880; una vez fallecido el dueño, esta vivienda tan amplia fue adquirida por la corporación para instalar en ella las dependencias municipales.


Juan Carneros ´El Sabio´ vestido a la usanza del siglo XIX


La plaza de España y la Casa Grande el 14 de abril de 1932.
La gente que se ve está celebrando el primer aniversario de la proclamación de la segunda República.
Foto de José Nateras

Por los mismos años en que se derribó la iglesia parroquial, y sin que sepamos cuáles fueron las verdaderas razones, aquella sólida casa fue desmontada a fuerza de pico y cincel. Durante años fue un solar abandonado y el ayuntamiento, junto con el personal que en él trabajaba y toda la documentación, peregrinó de un sitio a otro durante veinte años hasta que se terminó el edificio que ahora tenemos.

Las ruinas de la Casa Grande el año 1964

A pesar de estas desafortunadas demoliciones (la iglesia y el ayuntamiento) durante el tiempo que fue alcalde Juan Molina Díaz (desde julio del 1952 hasta mayo de 1963) la corporación municipal promovió y ejecutó numerosas obras que modernizaron el casco urbano y facilitaron la vida de los vecinos: red de agua potable, alcantarillado y saneamiento, arreglo de calles, alumbrado público, mercado municipal, matadero, almacén granero, viviendas sociales, casa cuartel…
Una obra que favoreció la expansión del casco urbano fue la urbanización del camino que salía desde la Linde hasta el Cruce de Carreteras, y que luego había de llamarse Avenida de Juan Molina, en recuerdo de aquel alcalde tan emprendedor.

La entrada al pueblo desde el cruce de carreteras (año 1954)

En esta salida del pueblo hacia Málaga, Antequera, las Huertas y el Trabuco sólo estaban la casa y molino de Miguel Mérida ‘Gazpirre’ construidos a principios de los años cuarenta.

Las salidas del pueblo a mediados de los años cincuenta.

En esta foto, entre el Cine España y el Grupo Escolar, se el autobús de la empresa Casado rodeado de gente que esperaba a los viajeros que venían de Málaga.

Uno de los edificios más importantes que se construyeron fue la Casa Cuartel de la Guardia Civil. Las obras duraron varios años y se realizaron con materiales modernos, pero el transporte de la arena procedente del río Guadalhorce todavía se hizo con la ayuda de los imprescindibles borricos de Motas.





La nueva casa cuartel fue inaugurada el 9 del 10 de 1960, casi a las vísperas del día de la Virgen del Pilar, patrona de la benemérita.

Desfile de guardia civiles. El abanderado era Juan Cano Díaz.

Los vecinos asistieron en masa a la inauguración.

El momento de izar la bandera con los siete guardia civiles que por entonces constituían la comandancia.

Fachada y jardín del cuartel en los tiempos en que se podía hablar con el guardia de puertas.

En la actualidad y desde hace años, lamentablemente el cuartel ha dejado de ser lo que era: la comandancia se ha trasladado al Trabuco, y las viviendas, la fachada y los jardines dan la impresión de estar abandonados.

martes, 1 de enero de 2013

22.- La feria del emigrante

Hagamos un poco de historia sobre Fiestas y Ferias.

En todos los pueblos cada año hay, al menos, dos momentos de celebración colectiva: uno de carácter religioso en el que se rinde culto al santo patrón o patrona de la localidad; es la fiesta, que en el caso de Villanueva del Rosario es el día siete de octubre, el día de la Virgen del Rosario. Nuestro pueblo escogió esta fecha y esta Virgen por ser la advocación de la casa de Osuna, a cuyo ducado pertenecían nuestras tierras; además, según cuentan las crónicas, un 7 de octubre del año 1571 los cristianos derrotaron a los turcos en la batalla de Lepanto gracias a la intervención de la Virgen del Rosario.

Pero además de la fiesta religiosa, los pueblos celebraban una feria que en la que se realizaban transacciones de carácter comercial, se compraban y vendían animales, se intercambiaban productos y se liquidaban las cuentas y los contratos. Estas ferias se encadenaban entre pueblos cercanos para que el ganado, los feriantes y los dueños de las atracciones pudieran desplazarse cómodamente.

Como hemos dicho antes, desde sus orígenes nuestro pueblo celebraba su fiesta religiosa el 7 de octubre, en los inicios del otoño y a las puertas de invierno, pero no tenía feria de ganado. En el vecino pueblo del Trabuco tenían (y tienen) la fiesta de la Virgen de los Dolores en septiembre y la feria de junio.

Espabilaron nuestras autoridades y el año 1891 se implantó la feria de ganado que había de celebrarse los días 22, 23 y 24 de agosto de cada año, aprovechando que el ganado iba de paso desde Antequera hasta Villanueva de Tapia. Se ve que la cosa no marchó muy bien pues el año 1904 desaparece definitivamente. ¿Y qué pasó con esa feria? Los del Trabuco, que ya por entonces daban señales de ser más decididos y emprendedores, se la adjudicaron, la promocionaron y esta feria de agosto fue durante muchos años una de las ferias de ganado más importantes de la provincia.

Esta es la historia de por qué los trabuqueños tienen dos ferias y una fiesta, y el motivo por el que los saucedeños vamos cada año al Trabuco a la feria de agosto: era nuestra y se la llevaron.

¿Fueron estas las razones por las que el año 1973 un puñado de vecinos decidimos implantar la feria o fiesta del emigrante? Ni mucho menos; por aquellos años los datos y las fechas de aquella feria perdida ya habían caído en el olvido.

Lo que sucedía era que muchos de nuestros paisanos, empujados por la necesidad, habían emigrado en masa a Cataluña y a otras tierras del norte, y tras años de duro trabajo y una vez mejoradas sus condiciones económicas y laborales, disponían de dinero y de un mes de vacaciones: el mes de agosto. Todos querían volver a sus raíces pero al llegar se encontraban con que aquí no había ningún tipo de actividad festiva; añoraban los bailes, los toros, los cacharritos y los paseos de la feria de octubre a la que, por el trabajo y la fecha de sus vacaciones, no podían asistir.

Ayudados por el alcalde Rafael Navas y movidos por las ganas de juerga, en pocos días un grupo de amigos concretamos las fechas, las actividades y el programa, y la llamamos la Fiesta del Emigrante. Durante cinco días hubo toros, romería al Chorro, baile, concursos, fútbol, reina de las fiestas...

Los que en aquel agosto del año 1973 tuvimos la suerte de iniciar esta aventura, vemos ahora con satisfacción cómo la feria del verano ha arraigado e intenta mejorar año tras año.

Como recuerdo de aquellos inicios y con el deseo expreso de que siga llamándose “Feria o Fiesta del Emigrante”, he aquí los programas que se hicieron para las cuatro primeras, y una foto del cartel de los toreros que inauguraron estos festejos.


Portada del programa de festejos del año 1973, la primera Fiesta del Emigrante que se hizo.






Cartel de toros y de 'toreros' de aquella primera Feria.


Manolo Minuto